El secreto detrás de las mujeres sonrojadas
El suicidio de una mujer por este problema, evidencia cómo puede afectar la calidad de vida.
El diario británico 'Daily Mail' reveló la historia de Vicky Norfolk, una inglesa de 31 años que a raíz de que padecía una enfermedad de la piel conocida como rosácea cayó en una profunda depresión que desembocó en suicidio.
Aunque durante meses luchó para adaptarse a su cambio de apariencia, y a pesar del apoyo que recibió por parte de su familia, tras dos intentos de quitarse la vida, se lanzó de un puente. Le dejó una nota a su familia en la que comunicaba su decisión. No obstante, su cuerpo fue encontrado doce meses después de su muerte.
Este caso ha llamado la atención porque demuestra que la rosácea, una enfermedad dermatológica bastante común y tratable, puede tener consecuencias devastadoras.
Así lo advierte el dermatólogo David Fenton, quien sostiene que el mayor peligro que genera esta condición es el deterioro de la autoestima.
Estos problemas de confianza se presentan sobre todo en las mujeres porque, aunque afecta a ambos sexos, la rosácea es casi tres veces más común en el género femenino. La condición se desarrolla entre los 20 y los 60 años.
De acuerdo con encuestas, siete de cada diez personas que la sufren ven disminuida la confianza en sí mismos y han visto afectada su vida laboral.
A pesar de que no parece una enfermedad tan grave, sus efectos psicológicos no tardan en llegar. Anne, la madre de Vicky, relata que su hija había sido una cálida y feliz persona hasta que se obsesionó con la condición de su piel, y comenta que la salud mental de su hija se deterioró en tan solo unas semanas.
Aunque el caso de Vicky es quizás un poco extremo, lo cierto es que quienes sufren de rosácea ven su calidad de vida afectada, pues la enfermedad ataca lo que es su carta de presentación: su rostro, ya que sus principales síntomas son enrojecimiento facial y algunos granos rojos en la frente y los cachetes, o alrededor de la boca y la nariz.
Katherine Barría, dermatóloga de la Clínica Orlandi, explica que esta enfermedad se origina por un problema de mala circulación en la piel de la cara, lo que produce la aparición de pequeñas venas superficiales o telangiectasia y eritrosis facial, es decir, que el rostro tiende a ruborizarse.
María Isabel Herane, también dermatóloga, sostiene que la rosácea es en un 30% de los casos una condición hereditaria. Afecta a personas de piel blanca, generalmente de ascendencia europea noroccidental, por lo que ha sido apodada como 'la maldición de los celtas'.
Incluso varias personalidades la han sufrido, como el expresidente de Estados Unidos, Bill Clinton, el pintor holandés Rembrandt, la cantante estadounidense Mariah Carey y la actriz Cameron Diaz, entre otras.
El problema principal es que es crónica e imposible de revertir. Pero se pueden tratar los síntomas con antibióticos, láser o de forma tópica, con cremas que combatan la inflamación y el enrojecimiento.
Otra manera de aliviar el padecimiento de muchas mujeres es mediante el correcto uso del maquillaje, aunque este debe ser libre de "perfumes, parabenos o compuestos sensibilizantes, y con o sin aceites dependiendo del tipo de piel asociada", según advierte Herane.
The National Rosacea Society, una agrupación estadounidense orientada a mejorar la calidad de vida de quienes sufren esta enfermedad, publica en su página web una serie de recomendaciones para una correcta aplicación de maquillaje sobre pieles con rosácea.
Por tanto, una mujer que sienta que su autoestima se está deteriorando por el crónico enrojecimiento de su piel debe buscar ayuda profesional, ya que hay múltiples soluciones y tratamientos. La ayuda psicológica también puede jugar un papel importante, para evitar que se repita la historia de Vicky.
F eltiempo
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