martes, 9 de octubre de 2012

El guayabo golpea más de lo que imagina


El guayabo golpea más de lo que imagina



Un experimento demostró que la resaca produce una disminución de la actividad neuronal.

Náuseas, aversión a la luz, un dolor que parte la cabeza... Miles de bebedores recreativos que se pasan de copas experimentan estos síntomas con cierta asiduidad. Es el cuadro que aparece horas después de haber superado un umbral de alrededor de 0,2 gramos de alcohol por litro de sangre: el guayabo.
Hasta ahora, estos síntomas se tomaban como un efecto adverso de la intoxicación alcohólica que, como mucho, incomodaba al bebedor. Pero experimentos con ratones realizados por un grupo de científicos de la Universidad de Buenos Aires (UBA) alertan sobre otra consecuencia preocupante: la ingesta excesiva de alcohol puede reducir la coordinación neuromuscular y dañar el metabolismo de las neuronas de la corteza cerebral durante 24 a 26 horas, aunque la alcoholemia ya haya bajado a cero.
Esto, en otras palabras, supone que el guayabo podría interferir en el manejo de vehículos y otros instrumentos.
Para realizar el estudio, los investigadores, liderados por Rodolfo Cutrera, profesor de Fisiología y Biofísica de la facultad de Medicina de la UBA, utilizaron un método científico bastante simple: la cuerda tirante. El experimento consistió en darles una inyección peritoneal a ratones de laboratorio con una concentración elevada de alcohol, equivalente a unos tres cuartos de botella de whisky. Acto seguido, los científicos observaron cómo los roedores atravesaban una distancia de unos 30 centímetros por un hilo elevado y atado por sus extremos a dos varillas verticales.
"Primero, el animal quedaba patas arriba -explica Cutrera-; creo que les sucedía algo similar al coma alcohólico. Sin embargo, podían metabolizar lo que habían recibido y a las dos horas empezaban a recuperarse".
Tomando mediciones con un espectógrafo (dispositivo que permite separar las partículas en función de su masa) cada media hora, los investigadores pudieron constatar que a las seis horas de la inyección la concentración de alcohol en plasma era cero o cercana a cero. "A partir de ese momento empezamos a tomarles la prueba", detalla Cutrera.
Lo que vieron fue algo notable. Los animales de control (aquellos a los que no se les inyectó alcohol sino una solución salina) se comportaban bien: en un minuto atravesaban la distancia que separaba ambos mástiles utilizando las cuatro patas y la cola. Pero los que habían recibido alcohol tenían un desempeño muy malo: no lograban realizar la tarea, porque no podían usar todos sus miembros y se caían.
Torpes y estresados
Anteriormente, el equipo ya había comprobado los trastornos que provoca la resaca durante otra prueba, denominada laberinto en cruz, que se utiliza para medir la ansiedad. Consiste en ubicar a los animales en una construcción que tiene dos brazos abiertos y dos cerrados. Los roedores les tienen aversión a los espacios abiertos y únicamente van cuando se sienten relajados. Pero los que tenían guayabo permanecían recluidos en los brazos cerrados, "lo que constituye un signo inequívoco de algo similar a la ansiedad", según explica Cutrera.
A partir de esos hallazgos conductuales, los investigadores se preguntaron por el efecto en las células, y para estudiarlo se asociaron con un equipo de la facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires.
"Vimos que, al cabo de seis horas y cuando su alcoholemia era igual a cero, en los animales que fueron sometidos al alcohol la respiración en las neuronas de la corteza cerebral se había reducido a la mitad, algo realmente significativo -cuenta Cutrera-. Estos efectos perduraban por lo menos 24 horas".
"Nuestros datos muestran que el metabolismo de la neurona está totalmente disminuido -agrega la licenciada en Biología Ana Karadagian, que está haciendo su tesis de doctorado sobre este tema-. La célula entra en estrés, y ese estrés es nocivo para la homeostasis (estabilidad) del cerebro".
Otros efectos del día después de una borrachera
Aunque no hay cifras concretas, se calcula que las pérdidas económicas por la incapacidad que genera el guayabo son considerables. "Varios estudios realizados en Alemania y EE. UU. han demostrado que los lunes el ausentismo debido a la resaca es muy alto. También se ha comprobado que ese día se registran más accidentes, lo que puede ser efecto de una falta de coordinación neuromuscular adecuada y de una cierta propensión al sueño, que influye en el manejo de las máquinas", explica la bióloga Ana Karadagian. Para el doctor Hugo Míguez, psicólogo e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina, los resultados de los estudios de la UBA son interesantes porque, aunque la resaca atrae la atención de los laboratorios que buscan un fármaco para contrarrestarla, no hay muchos trabajos enfocados en la disfuncionalidad que puede causar. "Es importante una investigación", destacó.

F  eltiempo

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