jueves, 11 de octubre de 2012

El yoga activa el 90 % del cerebro': experta en esta disciplina


El yoga activa el 90 % del cerebro': experta en esta disciplina

Está en Colombia una de las maestras de yoga más reconocidas de la India: Swami Satsangi Saraswati.

El sonido fuerte de un celular que de repente inunda la sala grande e iluminada donde habla no logra alterarla. Ni siquiera se desconcentra por unos segundos. Swami Satsangi Saraswati parece no perturbarse con nada. Y logra que su interlocutor divague un rato mientras imagina el improbable escenario de verla gritando o peleando con alguien. Aunque lo hace. Cuando se le plantea el tema, dice que es como cualquier ser humano.

Nacida hace 59 años en el pueblo de Chandernagore, en Bengala (India), hace mucho tiempo renunció al reloj, los anillos, los aretes y el maquillaje, a los lujos y las comodidades. (Yoga y meditación 'al parque' en Usaquen)

"Mi único reloj es biológico, tengo mi propio reloj interno y hasta ahora, nunca me ha fallado", dice, con sonrisa tranquila. Así son todos sus gestos, su mirada. Los únicos accesorios que utiliza son dos collares de semillas de árboles de la India (conocidos como malas), una cadenita con una foto del gurú del que aprendió y una pulsera de cristales. (Recupere la energía y mejore su estado emocional mediante el yoga)

Vestida toda de naranja -el color de los maestros de yoga más sabios y experimentados, que dedican su vida entera a aplicar las enseñanzas de esta tradición milenaria-, explica con calma que solo utilizamos una décima parte de nuestro cerebro y que uno de los objetivos del yoga es activar muchas de esas zonas dormidas para convertirnos en mejores seres humanos.
Hace 30 años recorrió Colombia de la mano del swami Satyananda Saraswati (1923-2009). Ahora regresa para "enseñarles a los que hacen yoga y a los que nunca se han atrevido que se puede vivir de otra forma" y que hoy, más que nunca, es útil esta práctica, "porque vivimos en un mundo cada vez más violento y agresivo". 

¿Cómo llegó el yoga a su vida? 

El yoga forma parte de mi cultura, he estado expuesta a él desde que nací, pero mi dedicación comenzó a los 21.
¿Y qué pasó a los 21 años que la hizo tomar ese camino?

Sí hubo un hecho específico. O mejor, fueron varias experiencias que viví y me dieron a entender que hay algo más allá de la mente y del cuerpo. De repente sentí la necesidad de buscar a alguien que me explicara que quería decir eso que estaba sintiendo. Necesitaba llenar vacíos emocionales y espirituales.
¿Llenar esos vacíos es posible solo con el yoga?

Sí. Siempre hay una sensación de estar incompleto, de no estar satisfecho con lo que se tiene, y ese vacío se llena con el yoga. En la vida diaria uno tiene muchos problemas y eso produce el sentimiento de insatisfacción que nos inunda, esa sensación de que no tengo cómo hacer todo lo que quiero, todas las tareas que me asignan. Al hacer yoga uno se da cuenta de que es su propio centro. Eso alivia la sensación de sentirse incompleto.
¿Qué significa ese punto rojo en el entrecejo?
Es uno de los chakras más importantes que tenemos, uno de los puntos más importantes para meditar. Cuando uno se lo pone siempre se ejerce una ligera presión sobre ese punto. El problema es que hoy mucha gente lo usa por razones estéticas, porque se ve bonito, las mujeres lo utilizan casi como el maquillaje.
¿Y qué otros puntos en el cuerpo ayudan a lograr una buena meditación?
Hay muchísimos, decenas. Lo primero es desarrollar una conciencia sobre esos puntos; cuando eso se logra, se despiertan ciertas áreas del cerebro que estaban dormidas o inutilizadas. Hay un punto en el corazón, en el ombligo, en la punta de la nariz, el del entrecejo, uno en la parte de atrás de la cabeza... Todos producen diferentes efectos en mente y cuerpo. El yoga es una de las más antiguas tradiciones de la humanidad y se cree que hubo un momento, hace miles de años, en que se practicaba en todo el mundo, no solo en Oriente. Incluso en Latinoamérica hay evidencias milenarias de personas que hacían yoga.
¿Puede explicar eso?
Eso fue cuando el mundo geográficamente era diferente, cuando los océanos no eran como son ahora. Aunque, claro, si usted pregunta de dónde viene el yoga le dirán que de la India, porque fue allá donde se preservó este conocimiento. Sin embargo, el yoga es una ciencia universal, que aborda la personalidad universal del ser humano, no la personalidad adquirida.
¿Cómo así adquirida?
Cuando hablo de lo adquirido me refiero a que usted nació en Bogotá y por eso tiene cierto color de piel, tal vez alguna religión, determinadas costumbres. Pero hay algo común a todos los seres humanos: el amor, la compasión, la rabia, la culpa, los celos, el odio. Son características, sentimientos universales; no importa en qué lugar nació, usted tiene que enfrentar esas cualidades y defectos universales y saber vivir con ellos. Todo el mundo tiene un corazón, un hígado, un sistema endocrino y el yoga trata con estas cosas que todo el mundo tiene y eso lo hace una ciencia universal, sin importar su nacionalidad o su género.
¿Cómo explicarle a alguien que nunca ha oído la palabra, qué significa yoga?
La palabra yoga significa unión. Una unión de diferentes energías que fluyen en el cuerpo. Hay dos tipos principales de energía: la física y la mental. En términos modernos se les llama sistema nervioso simpático y sistema nervioso parasimpático. Pues el objetivo del yoga es equilibrar el flujo de estas dos energías para que se abra un tercer tipo de energía. Cuando esto sucede se despiertan en el cerebro partes que estaban inactivas. Los grandes maestros de yoga están convencidos de que solo usamos una décima parte del cerebro en todas nuestras tareas diarias, e incluso la ciencia hoy está de acuerdo con eso. ¿Se imagina todo lo que seríamos capaces de hacer si tuviéramos todas las partes del cerebro activas, la cantidad de logros que podríamos alcanzar como humanidad? A eso le llamamos nosotros la raza supramental, cuando el desempeño se potencializa gracias a la utilización de todo el cerebro.
¿Y para lograr ese propósito el compromiso debe ser diario?
Eso pasa de todas maneras. Hace parte de la evolución natural del ser humano. El yoga solo es una forma de acelerar ese proceso evolutivo, así que incluso si usted hoy no practica yoga, en miles de años puede volverse más creativo y productivo y mejor ser humano. El yoga no le pide a usted que cambie nada, pero implica un compromiso diario. El yoga solo requiere constancia en la práctica.
Dice que no pide cambios. ¿Entonces usted no tuvo que renunciar a nada ni sacrificar cosas que le gustaran mucho?
Para nada. Usted no tiene que cambiar nada en su vida. El cambio viene de manera natural a través de una transformación de la mente. Si usted practica yoga se va a dar cuenta de que hay ciertas cosas en su vida completamente innecesarias y que no le aportan nada, y entonces hará un cambio. Uno las transforma sin que haya imposición de ninguna naturaleza, es una decisión personal. El yoga produce una transformación mental y sin darse cuenta usted deja de necesitar muchas cosas que hacía.
Swami Satyananda Sarawasti, su gurú, vino 11 veces a Colombia entre 1971 y 1982. ¿Qué tenía de especial el país para que lo visitara tanto?
Yo viví con él 30 años y viajé por todo el mundo con él y estoy segura de que aquí si hay algo especial, porque de lo contrario no habría venido ni dos veces. La gente en Colombia es muy receptiva a este tipo de conocimiento. Y como parece que sus ancestros practicaron yoga hace miles de años, la gente comprende esta tradición mucho más rápido. En nuestra institución en India hay cientos, miles de colombianos que llegan cada año, y muchos viven allá. Así que claro que hay una conexión.
En Colombia proliferan ahora las academias de yoga y cada una promociona un tipo distinto de esta práctica. ¿Cuál es el verdadero yoga o cómo saber cuál me conviene?
Mire, cada ser humano tiene un temperamento diferente. Algunos son emocionales, otros intelectuales, algunos dinámicos o psíquicos. Según eso, se escoge la mejor clase de yoga para practicar. Pero en el Satyananda yoga creemos que el ser humano es una combinación de todo eso y por eso nuestro enfoque es integral. El yoga es un árbol con muchas ramas. Hay personas que hacen solo meditación, otras hacen prácticas más físicas. Hay quienes lo eligen simplemente para estar en forma y verse bien. Pero el objetivo siempre es el mismo: transformar la mente.
La sociedad colombiana es muy violenta, aquí se reacciona con agresividad a casi cualquier evento. ¿El yoga podría ayudar a cambiar en algo esta situación?
Pues eso no solo pasa en Colombia sino en todo el mundo. La gente cada vez se está volviendo más violenta. Hoy se respira un ambiente agresivo en el ambiente y el yoga definitivamente puede ayudar a cambiar eso, porque transforma al individuo y eso, sumando poco a poco, puede cambiar una sociedad. Una sociedad no es estática, está en constante transformación. El yoga empodera a la gente, le da al individuo las herramientas para conseguir ese balance, para corregir ese desequilibrio en su mente. El comportamiento agresivo es un desequilibrio mental y se puede corregir.
Mucha gente llega al yoga después de renunciar a alguna religión, por una crisis de fe...
El yoga y la religión no tienen ninguna relación, en absoluto. El yoga tiene que ver con mejorar la calidad de la experiencia humana sin importar si cree en un dios o no, tiene que ver con las experiencias de mi vida cotidiana, la felicidad, la infelicidad. Si usted es cristiana y hace yoga, eso la hará mejor cristiana porque una mente serena, tranquila y equilibrada puede encontrar el sentido de oración mucho más fácilmente. Con una mente ansiosa y agitada es imposible seguir bien una religión. En ese sentido, el yoga puede complementar una religión. Solo eso. Pero es verdad que la gente llega al yoga cuando tiene un problema físico, mental u emocional. Si todo en su vida está balanceado, no lo busca, siente que no lo necesita. Y a veces ese desequilibro puede ocurrir por concepciones equivocadas frente a su religión, porque la religión suele decirle a usted que sea bueno, puro, que no diga mentiras, que tenga un montón de virtudes que es imposible tener. A raíz de eso surgen la culpa y la represión y muchos llegan al yoga por los efectos dañinos y depresivos de esos sentimientos.
Teléfonos: 691-1967 y 691-1871, en Bogotá. www.satyananda-yoga.net




F  eltiempo

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