miércoles, 14 de julio de 2010

Cuando llega un bebé, la pareja debe convertirse en un equipo estratégico

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Cuando un hombre y una mujer contemplan la posibilidad de tener un hijo, ante todo deben comprender que se trata de un proyecto de pareja, que, como la palabra lo indica, los involucra a los dos.
“Son dos los que tomaron la decisión de unirse, son dos los que serán padres y son dos los que asumen esas responsabilidades con actos concretos. Por tal motivo, asumir la paternidad/maternidad debe considerarse una convicción, un proyecto de vida y de pareja, y asumirse desde el momento en que se decide ser pareja y padres”, dice la sicóloga Gloria Casas.Así, cuando la convicción de que ese nuevo ser es de los dos, se deben crear hábitos encaminados en acciones coherentes y concretas, que vayan en sintonía con la realidad del día a día de la crianza del bebé. Cuando existe la idea absoluta de que el bebé no es responsabilidad solamente de alguno de los dos, el diálogo es clave para repartir las tareas, llegar a acuerdos y plasmarlos en compromisos. Todo ello se traduce en una sola palabra: equipo. Asumir el rol “El hábito se fomenta con la repetición de nuestros actos hasta volverlos automáticos y que surjan sin ningún esfuerzo. Por eso, hay que acordar con la pareja cómo distribuir las responsabilidades que demanda el bebé y posteriormente llevar esto a la acción de manera repetida”, comenta Casas.Las mujeres deben tener presente que es esencial validar y reforzar el comportamiento repetido de los hombres, pues sólo de ese modo se crea el hábito de la participación. Es decir, cuando él esté asumiendo la responsabilidad, se deben evitar las críticas, puesto que en ocasiones las madres, por la ansiedad de cumplir su papel perfectamente, no dejan que su pareja asuma su papel participativo y vaya perfeccionándose a través de la acción.“Es probable que a veces las mujeres critiquen a sus parejas cuando este se está involucrado con las actividades que se deben realizar. Cuando esto suceda, ellas deben tener presente que así él no lo esté haciendo perfectamente o tal como a ella le gustaría que lo hiciera, debe tranquilizarse y convencerse de que la repetición no solamente fomenta el hábito sino también la habilidad para desempeñarse cada vez mejor”, sostiene Casas
El lado femenino Mauricio Morales, sicólogo especialista en crisis y trastornos del afecto, señala que hay hombres que realmente tienen muy despierto su lado femenino, lo cual facilita la adaptación al nuevo rol. En cambio, hay otros que no. Para estos últimos, el especialista recomienda que no se frustren en sus primeros intentos, pues es importante recordar que habrá que ejercitarse en las tareas que requieren experiencia, carisma y calidez. “En estos casos es valioso entender que los hijos son los maestros de los padres, ya que ellos obligan al adulto a replantear en muchas ocasiones los principios, las creencias y el actuar de nuestras vidas”, dice Morales. Por ello, el primer paso para un padre es admitir que está en un estado vulnerable, sensible, de aprendizaje, donde es válido preguntar todo lo que no se sabe. En este punto, debe esforzarse y no sólo tener buenas intenciones, que en la crianza equivalen a “aguas tibias”, y no aportan a la relación, ni a la crianza del bebé. Adicionalmente, la madre debe ser capaz de transmitirle a su pareja correcta y claramente en qué necesita ayuda, cómo requiere que sea el acompañamiento y en qué momento espera que sea oportuna. De esta manera, el sentimiento de utilidad y correspondencia del padre aumentará junto con su sentido de confianza y manejo de ansiedad ante situaciones nuevas. Además, es vital que el padre aprenda a manejar la tensión ante los comportamientos del bebé (llanto, angustia, intranquilidad, hambre, apego a la madre), pues si tiene un carácter controlador o perfeccionista, desarrollará profundas tensiones y ansiedades que pueden crear distancias afectivas.
Formación de hábitos1. La pareja puede escribir todo lo que visualice como acciones que se debe cumplir para satisfacer las necesidades del hijo; por ejemplo, bañarlo, vestirlo, darle de comer, etc.2 . Acordar la distribución de todas las responsabilidades.3. Ambos deben recordar que son aprendices y muy seguramente no realizarán todo perfectamente desde el comienzo, pero, como dice un refrán popular, “la practica hace al maestro” y en este caso aplica, pues cada uno ira aprendiendo, le enseñará al otro y corregirán amorosamente sus errores.4. Crear hábitos de participación en el proyecto de vida compartido en pareja.
• Por: Melissa Serrato Ramírez

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