viernes, 17 de diciembre de 2010

Cómo recuperar la vida sexual y la intimidad después de haber tenido un hijo

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Luego de cumplirse el periodo de dieta o puerperio, los padres deben organizar su tiempo para que las labores maternas no sean un obstáculo.
Cuando la mujer está amamantando a su bebé, pareciera como si su cuerpo perteneciera a esa nueva criatura que demanda cuidados y afecto las 24 horas del día. La rutina es tan exigente, entre el día y la noche, que en poco tiempo ella se olvida de que, además de madre, es mujer, esposa y amante. Como resultado, tanto él como ella dejan de darle prioridad a su vida íntima y el espacio para compartir se reduce cada vez más.
“El bebé se demora más o menos 6 meses adquiriendo una rutina de sueño y alimentación. Mientras eso sucede, el cuerpo de la madre cambia y eso incide en que tenga una autoimagen que a veces no es tan positiva. Por eso, vuelca toda su atención al bebé y a la hora de la intimidad maneja un sentimiento de culpa porque siente que debe atender primero a su hijo”, explica Ángela María Narváez, experta en familia y crianza.
Esta alteración de la percepción que tiene sobre sí misma hace que muchas veces la madre no se sienta segura ni deseada, aunque cuente con la aprobación y el amor de su pareja.  Adicionalmente, dado que su cuerpo está aún frágil, el hombre puede sentirse incómodo al tocarla por pensar que podría hacerle daño. “Algunas parejas sienten que están haciendo algo a escondidas del pequeño”, añade la doctora Narváez.

Aprenda a encender la llamaPara Martha Mejía, sexóloga de la Universidad de Barcelona (España), la principal estrategia para no descuidar la relación es organizar el tiempo. “Si el hombre está trabajando, ella puede agilizar los cuidados del bebé durante el día para que cuando él llegue pueda dedicarle toda su atención y aprovechar, por ejemplo, cuando el niño esté haciendo la siesta para compartir”, añade la especialista.
Lo ideal es que la madre sea asistida por una persona de su entera confianza que cuide al infante, de tal forma que durante una o dos horas ella pueda entregarse a su pareja sin presiones de ningún tipo. Si los padres tienen un hijo menor de 8 meses, este tiempo podría prolongarse hasta por 3 horas, porque a esta edad suelen dormir más tiempo.
“Lo importante es asegurarse de que esté alimentado y de que tenga una temperatura adecuada. En estas condiciones, el bebé entrará en un sueño profundo y ella podrá disponer de ese tiempo para un cortejo sexual más prolongado. Si el menor duerme una siesta corta, puede buscar un acercamiento menos elaborado”, añade la doctora Mejía.
De acuerdo con la sexóloga, conviene alternar las relaciones largas con las cortas. En ocasiones, no es necesario que haya coito para que se presente un encuentro sincero y fructífero. Las caricias, los juegos, los masajes suaves, los besos, el diálogo erótico, las miradas apasionadas y los abrazos sugestivos son otra forma de hacer el amor y de manifestar deseo hacia el otro.
Además, se debe dejar de lado la idea de que mientras el bebé esté durmiendo en la habitación de sus padres, durante los primeros meses, ellos no pueden enriquecer su vida sexual. “El niño solo percibiría amor porque siente todo lo que sus padres experimentan. Esto no le afecta su autoestima ni le genera ningún tipo de trauma o bloqueo. Hay que liberarse de los prejuicios para disfrutar”, afirma la doctora Mejía.

Enriquezca los lazos afectivosLas crisis sexuales no aparecen únicamente cuando los niños son lactantes o demandan dedicación absoluta por parte de la madre. Conforme van creciendo y comienzan a vivir nuevas etapas, pueden reaparecer los problemas. Por eso, además de concentrarse en el sexo, el hombre y la mujer deben vivir el amor a plenitud en todos los momentos y reconocer que son padres, pero también seres humanos que conviven en pareja.
La doctora Ángela Narváez explica que es fundamental marcar límites, es decir, explicarles a los pequeños que aunque son una prioridad para sus progenitores, estos no les pertenecen. “Hay que expresarles amor, pero ser claros en decirles que papá y mamá duermen en su propia cama y ellos tienen su espacio individual. Además, son los padres quienes deben decidir cuándo es la hora de dormir”, agrega.
De igual manera, es vital concentrarse en fortalecer la dinámica de la relación, pues si la convivencia es sana y positiva, esto se verá reflejado en la familia y en la vida sexual. Por eso, es un buen plan ir a cine, salir a comer, caminar o visitar un parque.
La clave es elegir un lugar en el cual se puedan compartir experiencias, hablar de las expectativas, temores y preocupaciones de cada uno y comentar cosas sencillas del día a día, como un ascenso o un proyecto individual o en conjunto.
Si son padres primerizos que tienen un bebé de meses, hay que hablar sobre cómo se va a manejar ese nuevo espacio que ahora ocupa el niño. Aunque es claro que ya no se pueden permitir ciertas libertades, pueden modificar un poco la manera en que disfrutan de sus actividades preferidas. “Recomiendo que se rodeen de amigos que estén pasando por la misma situación.

Si salen a comer con un matrimonio que no tenga hijos, van a tener posiciones encontradas. Entonces, hay que buscar una red de apoyo en la cual se puedan compartir experiencias y aprender de los demás”, enfatiza Narváez.
Lo importante es recobrar el espacio que se tenía como pareja. “Si no se alimenta el amor, los hijos crecerán y, en poco tiempo, ambos se sentirán como dos desconocidos”, concluye la doctora Narváez.

¿Por qué se pierde el deseo?                            Si existe un rechazo hacia el sexo, la madre debe identificar si es por inseguridad, porque no se siente cómoda con el hombre o por su bebé. En el primer caso, es clave hacer los correctivos pertinentes, como recuperar el peso o tonificar la piel. “Si ella se siente sexy, lo más seguro es que él también la verá sexy”, dice Mejía.
Si el miedo a reiniciar la vida sexual proviene de un temor a descuidar al bebé, la recomendación es conversar, hacer un plan de trabajo entre los dos y distribuir las cargas.
"Ella debe descansar y permitirse momentos propios, como una salida al salón de belleza o una sesión de masajes reductores. En la medida en que se cuide, podrá entregarse mejor a su pareja. Si no vigila su peso o deja de arreglarse, sicológicamente está diciendo que no está preparada para el sexo”, comenta la  doctora Martha Mejía.
Por Diana Bello Aristizábal
Redactora ABC del bebé

F  eltiempo.com

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