Aunque los problemas de esta glándula pueden ocasionar infertilidad, cuando se trata adecuadamente, la mujer podría quedar en embarazo.
La tiroides es una glándula que produce hormonas esenciales para el organismo, las cuales ayudan a regular el funcionamiento de las células y son determinantes para el crecimiento, el desarrollo de la inteligencia y la fertilidad, entre otras actividades.
Por eso, cuando esta falla, se descompensan todos los sistemas, especialmente en las mujeres, pues a ellas las afecta de cinco a ocho veces más que a los hombres, porque se relaciona con todas las funciones sexuales secundarias, como la ovulación, la regulación hormonal, los ciclos menstruales y el embarazo.
Es posible ser mamá
Aunque los trastornos de esta glándula, como hipo e hipertiroidismo, entre otros, son causas de infertilidad, si se detecta y controla, la mujer podría quedar en embarazo.Lo importante es que cuando se programe para ser mamá, visite previamente al médico.
De acuerdo con el ginecoobstetra Hernán Araméndiz, “es de suma importancia hacer un reconocimiento previo y realizar con tiempo los exámenes pertinentes para evaluar la condición materna”.
Aunque los trastornos de esta glándula, como hipo e hipertiroidismo, entre otros, son causas de infertilidad, si se detecta y controla, la mujer podría quedar en embarazo.Lo importante es que cuando se programe para ser mamá, visite previamente al médico.
De acuerdo con el ginecoobstetra Hernán Araméndiz, “es de suma importancia hacer un reconocimiento previo y realizar con tiempo los exámenes pertinentes para evaluar la condición materna”.
Araméndiz asegura que en particular las pacientes con hipotiroidismo presentan una “frecuencia dos veces mayor de aborto espontáneo. Por otra parte, se ha observado un aumento entre el 15 y el 20 por ciento de trastornos hipertensivos durante la gestación. De igual forma, hay un 26 por ciento de riesgo de que aparezcan síndromes anémicos, partos antes de tiempo y hemorragia posparto. Por esa razón, debe haber una estrecha relación entre la mamá y su ginecoobstetra”.
El tratamiento
Durante la primera parte de la gestación, la tiroides de la mamá aumenta de tamaño, ya que debe producir las hormonas para ella y su bebé. Después de las 11 semanas, el feto ya produce las propias.
Durante la primera parte de la gestación, la tiroides de la mamá aumenta de tamaño, ya que debe producir las hormonas para ella y su bebé. Después de las 11 semanas, el feto ya produce las propias.
Eso quiere decir que las madres con alteraciones de tiroides deben suplir adecuadamente el déficit de las hormonas, a partir de un análisis que desemboca en la prescripción de estas, que deben ser suministradas de manera regular para compensar su ausencia en el organismo. Lo mismo sucede en el embarazo, pues de no hacerlo, el pequeño no la recibiría en sus primeras semanas de vida.
Según Iván Darío Escobar, especialista del Instituto de Diabetes y Endocrinología, se ha demostrado que los niños hijos de madres con alteraciones de tiroides que no siguieron el tratamiento durante el embarazo, tienen un pequeño descenso en su coeficiente intelectual.
Entre el 3 y el 5 por ciento de las embarazadas desarrollan hipotiroidismo y el 8 por ciento, durante el posparto. No se puede prevenir, pero sí tratar con éxito.
Características de problemas tiroideos
Actualmente se cuentan 300 millones de personas afectadas en el mundo por problemas de tiroides, especialmente por hipo e hipertiroidismo.
Son más frecuentes en las mujeres, por la incidencia de las hormonas en sus ciclos. Aunque se pueden presentar a cualquier edad, son más comunes después de los 40 años. Las condiciones que aumentan el riesgo de padecer esta enfermedad son: ser mujer, el embarazo, el posparto, antecedentes familiares, historial de enfermedades autoinmunes como vitiligo o diabetes tipo 1, tener más de 50 años, entre otros.
Los síntomas más frecuentes que harían pensar en una alteración de la tiroides son: pérdida o aumento de peso, cansancio, debilidad, irritabilidad, ansiedad, alteraciones del ciclo menstrual, piel sudorosa, fina y caliente, intolerancia al frío, somnolencia, cabello quebradizo, entre otros. Las mujeres también pueden presentar secreciones de leche sin haber estado embarazadas.
El diagnóstico se puede confirmar con un sencillo análisis de sangre. Aunque no existe una manera de prevenir estas alteraciones, un diagnóstico a tiempo permite tener una mejor calidad de vida.
F eltiempo.com
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